5. 01 PREFIRIENDO NO SABER 3

El nombre de marca supone uno de sus atributos más inamovibles, de manera que la elección del término adecuado es una labor fundamental que culminará, a modo de síntesis, todo el trabajo previo de creación de identidad.

El proceso creativo deberá verse estratégicamente respaldado mediante estudios y evaluaciones acerca de la validez de las posibilidades consideradas y su adecuación a los distintos públicos, ámbitos e idiosincrasia de los mercados para evitar incurrir en tabúes.

Cuando utilicé mi nombre de Buda incurrí en un enorme tabú: el futuro. Mi nombre es el del Buda Futuro.

Al utilizar mi Nombre Verdadero los budistas me rechazaron de inmediato, y los cristianos me veían como el Anticristo.

Hay poca gente que se sienta identificada con la marca que yo represento, que compartan actitudes similares a la mía.

En el nivel del corazón se encuentran los cinco pacíficos Dhyani Budas.

En el ardiente nivel  elemental del corazón, las energías entran en la región de cinco de las principales imágenes icónicas , cinco Pacíficos Dhyani Budas, cuatro en las direcciones de los puntos cardinales, que se extienden horizontalmente alrededor del centro.  Se reconocen como los Sambhogakayas (cuerpos visionarios) de cinco de los budas verdaderos (Nirmanakayas) que, según la tradición, vivieron sucesivamente durante eones de tiempo antes y después de nuestro propio histórico Buda Gautama.

Brand Tribe

 La literatura es el Anticristo, decía uno de mis personajes.

Para la ortodoxia hay una diferencia entre la historia y la crónica, la crónica camina de la mano de la literatura, pues la crónica es una obra literaria consistente en la recopilación de hechos históricos. La crónica lleva cierto distanciamiento temporal en lo que se refiere a los escritos históricos. En la crónica se utiliza un lenguaje sencillo, directo, muy personal y admite un lenguaje literario con uso reiterativo de adjetivos para hacer énfasis en las descripciones, emplea verbos de acción y presenta referencias de espacio y tiempo.

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Tenemos que comprender que lo que comúnmente entendemos por tiempo es la “más grande discordancia” entre idea y realidad.

Encarnar a Maitreya, comienza por un concepto de la dimensión transhistórica de la narración, el tiempo llega a ser histórico en su sentido elemental. Hay quien para clarificar el término le llamó a esto intrahistoria. Con ello nos enfrentamos al problema del sentido concreto de la existencia y del valor en su carácter absoluto, es decir,  una comprensión profunda y reflexiva de sí mismo y de la realidad que lo rodea. Donde florece la relación entre el ser y el tiempo.

Es allí donde se halla el rastro que ha de conducirnos a nosotros mismos.

Fue una persona cercana a mí, la que me ha ofrecido un motivo suficiente y adecuado, por el que yo deba compartir mis escritos: La evolución de este colectivo que es el ser humano, ¡qué poco creemos en él!

Es cierto que la mayoría de las relaciones que mantenemos día a día con quienes nos rodean, no nos ayudan a valorar en nosotros ese destino colectivo.

Cabría preguntarse ¿por qué?, somos en el fondo de nuestra conciencia pero no podemos ser para los demás.

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He necesitado dejar enfriar mis informaciones cerca de 30 años.

¡Qué compleja es la raza humana!

El budismo enseña que todo lo que vemos es una ilusión, pero la mayor parte de la gente ve en ello una buena excusa para caer en el relativismo, y no indagan  hacia dónde deben mirar.

El budismo tiene términos para cierto número de realizaciones importantes que necesitamos experimentar. Solo podemos entender el significado de los términos si tratamos de llegar a estas realizaciones nosotros mismos.

Anatmata, significa no-ser, es la experiencia de la ausencia de la propia identidad limitante en personas y cosas.

Anatmata cancela la idea convencional de que el mundo está formado por identidades independientes. Necesitamos ir más  allá del mundo egocéntrico que interpreta falsamente la realidad que experimentamos como una colección de trozos separados de <<cosa>> que tropiezan con nosotros.

En el budismo ningún conocimiento no es sino provisional, pues una vez que hayamos soltado los lazos con las cosas, empezamos a no ser capaces de hablar acerca de qué es lo que estamos experimentando.

Es frecuente en el budismo que ciertas informaciones, se oculten durante años esperando el momento propicio para ser expuestas al mundo. Esto es bastante opuesto al movimiento de Internet, cuando la rapidez es tan importante, ello hace que la información vuele sin ningún control, lo que hace que pocos sean los que se preocupen en verificar las informaciones. Hemos llegado a que incluso la veracidad de la información carezca de sentido en la mayor parte de las ocasiones, pues estas llegan a afectar de igual manera al individuo, que se encuentra completamente desprotegido frente al poder totalizador de la información.