Si hemos de poner un principio, quizá el origen se halle en un simple texto, rondaba el año, 2010, el texto extraído de la obra: «MÉTHEXIS / ENSAYO I: Conocimiento y diferencia ontológica.»
El texto era el siguiente:
<<LA EXISTENCIA ESPECIALIZADA
Frente a los sueños, el lenguaje asume su relatividad. Los seres que en un momento dado se han sumado a nuestras vidas, o de los que nuestra vida ha tomado su origen (padres, abuelos), y que han abandonado este plano, cobran vida. Sus gestos, aún sin hablar, son el lenguaje propio de su existencia, su sentido ontológico. ¿Son productos de nuestro pensar, o acaso, en el fondo de nuestra más profunda subjetividad e inconsciencia, emergen planos de una objetividad cósmica?
Día y noche estamos movidos por fuerzas que desconocemos, el existir en este plano trascendente nos obliga a considerar la emergencia de fuerzas, que tanto desde nuestro interior, como desde nuestro exterior, configuran el plano de una existencia especializada.>>
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Traer conocimiento de otras dimensiones lo han hecho desde siempre los magos, hechiceros y mediums.
Los sueños son puertas estelares que nos conducen a múltiples dimensiones.
Es por ello que los creadores rescatan a menudo realidades traídas del mundo de los sueños, de ellos han salido los arquetipos, las mitologías y los superhéroes.
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Es cierto que en el sueño se esconde una verdad no domesticada, y además podemos decir que con el lector sucede lo mismo, ¿quién es ese lector, extraño espécimen, ‘rara avis’, capaz de adentrarse en otros mundos?
¿Quiénes somos en el fondo de nuestra conciencia?