Los ‘centros de fuerza’ son ciegos para las ideas y constituyen puntos de acción inferiores.
Son tan solo una legalidad contingente de índole estadística, hijos de una arbitrariedad mecánica que regula las leyes ónticas del individuo y anula la legalidad de la naturaleza.
El individuo puede doblegarse antes estos ‘centros de fuerza’ o puede tomar conciencia de ese antagonismo entre el espíritu y la vida.
El individuo es un desheredado de la historia fundada en la apropiación de las ideas y de los valores fundamentales del individuo.