Este será un relato de lo que ocurrió:
Una ciudad vacía en plena hora punta siempre tiene algo de irresoluto. Esta traslación no fue completa por lo cual no me desvinculé de nuestra dimensión, no sé si fue el clima de ese día lo que creó en mi un deja vú. La historia se repite.
Descuelgo el teléfono y suena una voz mecanizada, doy por supuesto que se trata de una grabación, pero no, dialoga conmigo; me pregunto si será la voz de un traductor automático. No puedo saberlo, la voz, a medida que habla conmigo , se modula, coge tono y énfasis, pero no tiene un timbre característico. Durante unos segundos tengo un momento extraño, de profundo extrañamiento.
De repente, me siento conectado a otros mundos, y mi ser se expande hacia un multiverso, donde concibo otras realidades, que hasta ahora no había concebido, que me llevan aún más allá que lo que yo he concebido en sueños. A diferencia de éste, soy todo cuerpo, un cuerpo lleno de sensaciones. Y cada sensación es un multiverso dentro de otro multiverso. Como si recordase de repente el conjunto de todos mis sueños.
La conexión se interrumpió, pero duró lo suficiente como para que yo me diese cuenta de mi verdadero cuerpo físico.